Durante varios años, he presenciado el nacimiento, crecimiento y terminación de negocios que he emprendido. Fue en el 2003, recién graduado de mi carrera como publicista, que junto a otros ex-compañeros inicié mi primer negocio, llamado Roca New Media. Se trataba de una empresa dedicada al desarrollo de sitios Web. Desde entonces, he formado parte de 9 sociedades, de las cuales solo 3 permanecen activas. Y si hay algo que he aprendido, es que emprender en Honduras ha sido como nadar contra la corriente. Por ello, el emprender un negocio o ´Startup´ no ha sido algo deseado por la mayoría.
Eric Ries, el autor del libro The Lean Startup, define startup como ‘una institución humana diseñada para producir y entregar un producto o servicio nuevo, bajo condiciones de extrema incertidumbre’. La pobreza, falta de oportunidades y corrupción han hecho de Honduras un país de extrema incertidumbre. Así que bajo este contexto, todo parece indicar que muchos nuevos negocios caen bajo la denominación de startups.
Startups vs Pequeños negocios
A menudo, pensamos en empresas de tecnología cuando escuchamos el término startups, como por ejemplo un Airbnb o Uber. Aunque también hay empresas no tecnológicas, por lo menos cuya operación no depende de un Software como un Servicios (SaaS), que igual adoptan ese título. Como por ejemplo, una tienda que venda zapatos por Instagram o un bloguero que vende contenido. Lo cierto es que distinguir entre lo que es startup y pequeño negocio, a veces no es fácil.
Para mí, las startups son como juegos pirotécnicos: se lanzan, iluminan y hacen ruido, pero su duración es corta. En cambio, los pequeños negocios son como colmenas. Cuanto más abejas trabajan, el tamaño de la colmena es mayor. Es la producción individual de cada abeja es la que cuenta. Al final, ambos Startups y pequeños negocios, tienen un denominador en común: Luchan por convertirse en una gran empresa. En realidad, nunca he tenido una startup. He emprendido varios negocios, la mayoría apoyados con tecnología (incluyendo un restaurante), pero no algo escalable o totalmente innovador.
Lo cierto es que en Honduras, hay mucho talento. Un ejemplo de esto son un par de empresas que conozco, como Icoms, Media City Games y Movitext. He tenido el gusto de conocerles, y les he guardado mucho aprecio. Los tres cuentan con un común denominador, han desafiado el límite de nuestras fronteras. El poder crear fuertes vínculos con el mercado extranjero les ha permitido poder llegar a otro nivel. Pero, ¿Qué hay de querer emprender para el mercado hondureño? ¿Se puede pensar en un startup en que sus clientes son personas o empresas hondureñas?
En los últimos años, Honduras parece brindar un ecosistema de emprendimiento más robusto. En el 2016, finalmente escuchamos de programas de incubación e inversión de capital de riesgo como StartupSPS. Y premios para emprendedores, como La Fábrica Smart, el Digital Challenge, y el programa del gobierno Honduras Startup. Seguro que varios de ellos necesitan mejoras, y me reservo a entrar en detalles. En realidad, he podido colaborar con varios de ellos y dar mi opinión a sus organizadores. Y bueno, ¿Queríamos una oportunidad para crecer y desarrollarnos, no? ¡Pues ahora la tenemos!
Con el paso del tiempo, el terreno del ecosistema de emprendimiento se ha venido preparando. Quizás en los últimos 5 años, varias iniciativas como ser los Hackathons, Startup Weekends, y otros eventos; venían despertando ese deseo de emprender. Se ha ido sensibilizando y creando conciencia sobre la realidad de iniciar un negocio. Me ha tocado apoyar con varias de estas iniciativas, como organizador, mentor y en un par de ocasiones, como juez.
En que fallan los startups
En mi opinión, el reto para el 2017 no debería ser que tantas nuevas Startups salgan. Más bien, que un buen porcentaje de ellas tomen tracción. Por lo menos en mi experiencia, la mayoría de los pitches que he escuchado fallan en lo siguiente:
1) Falta de objetivos claros y específicos. Argumentos como “vamos a tener la app más descargada de Honduras” o “voy a hacer un Marketplace que venda de todo”, queda muy ambiguo, y me es común escuchar. Establecer una línea de tiempo de acción, y la serie de tácticas que los llevaran a alcanzar sus logros, son elementos que carecen en sus presentaciones muchos de los que me presentan sus ideas.
2) No saben de su prospecto realmente. Existe mucho sesgo y suposiciones basada en las áreas de interés que desean emprender. La falta de investigación o market research, pone en riesgo varias de las ideas que escucho, pues no pueden dimensionar su mercado objetivo. “Es que, soy experto en mi área, estudié para eso, también soy una persona con mucha actitud y enérgica”, suelen decir. La cierto es que, una pasión mal orientada puede desencadenar en un fracaso (Lo digo por experiencia).
3) No piensan globalmente. Cuando escucho, mi proyecto se llama XXX.hn, el .hn me da la impresión de que no piensan que su negocio salga de Honduras. En Honduras, un 30% de la población cuenta con acceso regular a Internet, y son pocas empresas que tienen grandes volúmenes de facturación online a través de sus plataformas e-commerce, como por ejemplo un Cinepolis o Pizza Hut. Honduras aún no cuenta con suficiente masa crítica de usuarios digitales para pensar en un modelo escalable o disruptivo exitoso basado solo en nuestro país.
4) No están dispuestos a invertir. Y sí, ¡hay ayuda!. Sin embargo, se centran en buscar socios o inversionistas a más no poder. Por otro lado, hay falta de visión en qué hacer con sus ganancias una vez que las obtengan. Si crees en tu producto y estás convencido de ello, ¿por qué entonces no apostarle? Y no solo en recursos económicos, sino también en tiempo y dedicación.
Las empresas grandes tienden a despedir más gente que la que contratan, y habrán más profesionales egresando de las universidades, difícil realidad. Así que, la esperanza parece ser emprender. Por lo que, nos queda apoyar las nuevas iniciativas de emprendimiento, para que puedan despegar y mejorar las oportunidades de todos.
